Candy Crush se ha convertido en todo un fenómeno social y en un icono de la cultura pop. Es un juego tan adictivo que fue que el primer juego en convertirse en la app número 1 en iOS, Android y Facebook al mismo tiempo. Qué se trata de un juego muy adictivo no es un secreto para nadie, ¿pero sabías que los mismos mecanismos que encontramos en este juego para que sea adictivo los podríamos aplicar a nuestro trabajo del día a día? Efectivamente, tu trabajo podría ser tan adictivo como el Candy Crush.
La satisfacción de llegar al nivel 176 no te la quita nadie
Al principio todo son risas con Candy Crush hasta que llegas a ese nivel en el que estás semanas atrapado, y a pesar de la frustración, cuando por fin consigues superar ese nivel te inunda un sentimiento de satisfacción y felicidad. Superar retos difíciles nos hace felices. La recompensa intrínseca de saber que hemos sido capaces de superar un desafío personal es mucho más potente de lo que uno se puede imaginar.
Sin embargo la situación en el trabajo es muy diferente. Nos acomodamos, nos gusta hacer las cosas fáciles, no queremos superarnos a nosotros mismos… Cuando sabemos que hay una recompensa extrínseca de por medio, en este caso un sueldo, tendemos a realizar el esfuerzo mínimo para obtener ese sueldo.
Entonces si las recompensas intrínsecas nos pueden hacer tan felices ¿Por qué perseguimos tanto la recompensa extrínseca y dejamos totalmente de lado la intrínseca? Pues por como dice Sonja Lyubomirsky, hemos sido condicionados a creer que ciertas cosas nos harán felices, cuando no es verdad.
Tu trabajo puede ser tan adictivo como Candy Crush Clic para tuitear
¡Ojo! No estamos diciendo ni que los trabajadores deberían dejar de cobrar, ni que deberían trabajar más horas a cambio del mismo sueldo. Las recompensas intrínsecas y extrínsecas son totalmente compatibles, y no se trata de trabajar más horas, sino de trabajar mejor y perseguir la mejora continua.
Tu trabajo también puede ser Sweet y Delicious
Candy Crush está lleno de impactos visuales y sonoros agradables que nos felicitan y nos premian cada vez que hacemos un movimiento correcto. Es decir, existe mucho feedback positivo. ¿Ocurre esto en el entorno laboral? ¿Cuántas veces nos han felicitado por el trabajo bien hecho? ¿Cuántas veces nos han reconocido un esfuerzo destacable? ¿Cuántas veces nos han indicado que no estamos llegando a los objetivos marcados para poder corregir a tiempo? En la mayoría de las empresas, muy pocas veces. De hecho el 79% de los empleados que abandonan una organización lo hacen porque sienten que no se les reconoce su trabajo.
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Estar pendiente de toda la organización para reconocerles su esfuerzo no es fácil, por suerte herramientas gamificadas como Zeppelean pueden hacerlo automáticamente.
No puede jugar siempre que quieras. ¿Alguien me regala una vida?
¿No habéis escuchado eso de que siempre queremos lo que no podemos tener? Tradicionalmente uno jugaba a un juego y jugaba hasta que se cansaba, hasta que estuviera 100% satisfecho y entonces pasaba a otra tarea. ¿Sabes el secreto de Candy Crush? 5 vidas no son suficientes para estar 100% satisfecho, y cuando por fin estás totalmente inmerso en el juego esperando a que las victorias y los cartelitos producen dopamina en tu cerebro… ¡No te quedan vidas! Y crecen tus ganas de seguir jugando.
Menos mal que no trabajamos las 24 horas del día, pero al igual que el Candy Crush, el trabajo también nos hace esperar porque solo trabajamos determinadas horas al día. Si el ambiente del trabajo fuera ideal, con feedback sobre tus acciones y con retos continuos, puede que el empleado fuera mucho más motivado a su puesto de trabajo, y no contando los días que le quedan para llegar al fin de semana.
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Candy Crush nunca para de crecer
Candy Crush sigue creciendo con el tiempo. Sus diseñadores van creando nuevos niveles, cada vez más difíciles que los anteriores y los jugadores están encantados, primero porque eso significa que van a poder seguir jugando a su juego mucho tiempo más, y segundo, porque el juego tiene que seguir aumentando su dificultad. Lo que antes era un reto, deja de serlo cuando superamos ese reto varias veces y por lo tanto necesitamos retos más difíciles para seguir sintiendo satisfacción al superarlos.
¿Conocéis otra actividad que puede ser prácticamente infinita y que siempre podría presentar nuevos retos si nos lo propusiéramos? Sí, una vida laboral.
Como podemos ver, lo que aporta Candy Crush a nuestras vidas no es exactamente diversión, sino trabajo duro y satisfactorio. Ni nos morimos de risa al jugar, ni todo se convierte en una fiesta. Candy Crush nos gusta porque es trabajo duro bien hecho, reconocido y satisfactorio, y esto es mucho más fácil de trasladar al trabajo de lo que parece con las herramientas de gamificación apropiadas.
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