¿Conoces la metodología Agile? Pues ahora mismo es tendencia entre los profesionales de la gestión de proyectos. Los beneficios de la metodología Agile son muchos y cada vez más organizaciones se suman a esta “nueva” manera de hacer las cosas y ponen en marcha iniciativas para ser más Ágiles. Pero seamos honestos, cambiar un comportamiento es complicado; si alguien ha estado haciendo algo durante años de una manera determinada, no podemos esperar que vaya a cambiar la forma de hacerlo de la noche a la mañana. ¿Cómo podemos gestionar este cambio de forma más efectiva? Con gamificación, por supuesto.
Cuando se decide dar el paso e iniciar el camino hacia la Agilidad a menudo se pasa por alto que la Agilidad implica, en la mayoría de ocasiones, un tremendo cambio en la forma de ser y trabajar de las organizaciones y las personas que las conforman. Es por ello, que un aspecto clave es facilitar ese cambio, y la gamificación puede ayudarnos a lograrlo. Pero, ¿por dónde empezar?
Metodología Agile
Aunque la Agilidad fue en su origen un enfoque de gestión, una forma de hacer las cosas especialmente diseñado para desarrollar de manera más rápida y sencilla proyectos del ámbito del software, hablar de gestión Ágil es mucho más que eso. La Agilidad es en esencia un enfoque para resolver problemas que contribuye a generar una solución más satisfactoria para el cliente, a través de un proceso de desarrollo más rápido y fluido, en el que el factor humano juega un papel fundamental.
Los potenciales beneficios de la Agilidad han hecho que muchas organizaciones la apliquen mucho más allá del ámbito de software. El marketing, las ventas, el management o la educación son solo algunos de los ámbitos en los que podemos encontrar ejemplos formales de aplicación de un enfoque Ágil.
Lo cierto es que no hay una única manera de hacer o implementar la Agilidad. Las distintas metodologías y marcos de trabajo Ágiles hacen hincapié en los procesos iterativos, la colaboración, la autorganización y en enfocarse en el cliente. De cualquier modo, el camino hacia la Agilidad es un proceso artesanal que requiere de una completa implicación de la parte humana de la organización.
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Gamificación
La gamificación es el uso del pensamiento y la mecánica de los juegos en contextos que no son un juego (lúdicos), con el propósito de involucrar a los usuarios en la solución de problemas e inducirlos hacia comportamientos deseados.
A la hora de gamificar la metodología Agile podemos utilizar diferentes estrategias, como por ejemplo, premiar a los jugadores que completan las tareas asignadas o enfocarnos en elementos del juego que promuevan la competencia. De cualquier modo debemos hacerlo siempre teniendo presente que el objetivo final de la gamificación es motivar a los empleados para que las tareas que realizan sean más satisfactorias y estimulantes.
Gamificar la “Agilización”
¿Alguna vez te has parado a considerar que la “Agilización” de una organización pasa por cambiar los comportamientos NO deseados, aquello no alineados con una forma de ser Ágil, por otros deseados o más Ágiles? Bien, sino no lo habías hecho antes, visto lo visto hasta ahora ¿cómo te parece que podría llevarse a cabo ese cambio?… ¡Correcto! Través de la gamificación, por eso me he aventurado a gamificar la Agilización.
Al hablar de la gamificar la Agilización me refiero a utilizar elementos de juego para cambiar aquellos comportamientos no deseados por otros deseados y alineados con un enfoque Ágil. Ello implica utilizar la mecánica de los juegos y las recompensas en un entorno de cambio, para así aumentar la participación del equipo e inducir los aquellos comportamientos deseados.
¿Cómo empezar?
El primer paso es definir lo que se quiere lograr con el programa de gamificación. ¿Qué problemas deseamos abordar? ¿Qué prácticas deseamos sostener o incrementar? ¿Cuáles deseamos cambiar?… Para ello, podemos definir las ámbitos o aspectos que queremos cambiar, o bien aquellas actividades que deseamos fomentar.
Si ocupamos el rol de Scrum Master o Agile Coach, podemos establecer cuáles son esas áreas de trabajo que deseamos mejorar. También podemos organizar un taller con todo el equipo, para que estos nos “descubran” aquellas áreas en las que detectan problemas, prioricen los ámbitos de trabajo, y luego podamos mostrarles alguna actividades para mejorar.
Para que el cambio sea sostenible en el tiempo es imprescindible contar con el compromiso del equipo, y nada mejor para lograrlo que generando un sentimiento de apropiación (Ownership) hacia las iniciativas planteadas.
Puntos, medallas y tablas de clasificación
Si estás pensando en empezar a gamificar, recomiendo utilizar alguno de estos tres sencillos elementos, o combinar los tres: puntos, medallas y tablas de clasificación. Estos elementos no son siempre lo más indicados, pero son suficientemente sencillos para que puedas experimentar si no estás relacionado con la gamificación. Empleados de la manera correcta son muy eficaces, y probablemente te ayuden a alcanzar tus objetivos. Veamos cómo funcionan.
Puntos
Se utilizan para animar a la gente a hacer cosas con el fin de obtenerlos. Un sistema de puntos parte del supuesto de que la gente trabajará más duro a cambio de puntos. Es un sencillo método que ocasionalmente puede funcionar para motivar a aquellas personas que les gusta coleccionar cosas o quienes les gusta competir entre sí. Su utilización es muy sencilla y consiste en otorgar una cantidad de puntos preestablecidos a las personas por las tareas realizadas o los objetivos conseguidos.
Medallas
Las medallas no dejan de ser una versión de los puntos, pero en este caso consisten en una representación “más visual” y pueden utilizarse para representar la obtención de un logro dentro del proceso de gamificación.
Tablas de clasificación
A menudo un jugador quiere saber cuál es su posición respecto a sus pares, y las tablas de clasificación son ideales para ellos. Las tablas de clasificación pueden ser poderosos elementos de motivación, tanto a nivel individual cómo de equipo, ya que los mejores jugadores sienten que sus esfuerzos son reconocidos de forma pública, mientras que el resto detecta rápidamente que debe cambiar su estrategia para alcanzar los objetivos de forma más eficiente.
¡OJO! Los PBL (del inglés points, badges y leaderboards), a los que nos hemos referido cómo puntos, medallas y tablas de clasificación son elementos muy simples que pueden acabar aburriendo a los usuarios. La gamificación es un sistema mucho más complejo, y aunque un PBL es perfecto para empezar a experimentar, no deberíamos confiar únicamente en estos elementos si pretendemos crear un juego a largo plazo.
Un PBL es perfecto para empezar en gamificación, pero no es muy efectivo a largo plazo. Clic para tuitear
Si queremos evolucionar nuestro sistema gamificado podemos ir insertando elementos más complejos en el tiempo, como trofeos, rangos, reputaciones individuales y de equipo, comunidades, métricas, barras de progreso, sistemas de azar, avatares, monedas virtuales…
Una última recomendación teniendo en cuenta nuestro propósito de Agilizar la organización: es mejor enfocarnos en la colaboración y el trabajo en equipo, que en la competencia entre los jugadores. Un poco de competencia no hará daño a nadie especialmente si se trata de competencia lúdica, pero hay que evitar los conflictos y dañar las dinámicas del equipo.
Y tú, ¿tienes alguna experiencia que quieras compartir? ¡Déjame un comentario!