En muchas ocasiones hemos mencionado a jefes algo “carcas” que frente a metodologías innovadoras como la gamificación sueltan cosas como “aquí se viene a trabajar, no a jugar”, o “bueno vale que jueguen, pero no mucho, que esto es algo muy serio”. Pero muy pocas veces se habla del caso contrario. ¿Si aplicamos gamificación en la empresa tenemos que obligar a todos los empleados a jugar? ¿Tenemos que sacar un látigo para obligar a todos los empleados a “divertirse”? ¡Vamos a tratar más a fondo este tema!
La definición de juego dice que no podemos obligar a jugar.
Esta es una de las definiciones de juego que más me gusta. Según Bernard Suits, jugar es la acción voluntaria de superar obstáculos innecesarios. Y Jane McGonigal, otra experta en juegos, define un juego como un actividad lúdica en la que existe un objetivo, unas reglas, un sistema de feedback y participación voluntaria.
¿Jugar debería ser obligatorio si aplicamos #gamificación en la empresa? Clic para tuitearSi nos acotamos a la definición de juego, los expertos coinciden: La participación voluntaria es clave en los juegos. Si estamos obligados a jugar, no se trata de un juego (aunque esto ponga en un compromiso a la película Saw con su “vamos a jugar a un juego”).
¿Y qué pasa con la gamificación en la empresa si trabajar sí es obligatorio?
Y aquí viene el dilema: si aplicamos gamificación en un proceso de la empresa (formación, ventas, mejora de KPIs…) ¿De repente estos procesos pasan a ser voluntarios? ¿Si mi empresa decide gamificar la formación yo puedo decidir si hago o no hago ese curso en prevención de riesgos laborales? No, no es así como funciona. No es así al menos como nosotros lo enfocamos.
Lo primero que tenemos que hacer es estudiar dónde empieza y termina la parte obligatoria y la parte opcional. Dónde empieza y termina la parte “esto es una herramienta de trabajo y tienes que utilizarla, como utilizarías un excel o un CRM”, y dónde empieza y termina la parte “esto es un añadido extra muy entretenido y que te ayudará a mejorar resultados, pero no es obligatorio”.
Vamos a entenderlo mejor con dos ejemplos.
Learning Park es una herramienta gamificada para realizar formaciones en la nube. Tiene dos partes fundamentales, un primera parte donde realizas la formación junto con algunos pequeños juegos, y una segunda parte donde una vez has superado los cursos, puedes competir contra tus compañeros en minijuegos relacionados con los cursos (preguntas y respuestas, simulaciones…). Si estamos hablando de formaciones obligatorias, como un curso de prevención de riesgos laborales, la primera parte (la formación como tal) es obligatoria.
Que incluya elementos de juego no significa que este sistema deje de ser una herramienta de trabajo. Sería absurdo que un empleado se negara a utilizar Microsoft Word si es la herramienta que se utiliza en la empresa. La segunda parte de Learning Park, la competición entre empleados, sí debería ser voluntaria. Aunque sea muy útil porque ayuda a reforzar los conocimientos adquiridos, esta parte sí es un juego al 100%.
El segundo ejemplo es un caso similar. Se llama Zeppelean y es una herramienta para hacer evaluaciones de competencias y objetivos, y utilizar los elementos de juego para motivar a mejorar los resultados de estas evaluaciones. Si mejoras tus resultados obtienes recompensas virtuales como monedas o cromos.
Como ocurre con Learning Park, si esta es la herramienta designada por dirección para hacer evaluaciones en la empresa, esta herramienta pasa a ser una herramienta de trabajo más y por lo tanto los empleados tienen que utilizarla. ¿Qué funcionalidad pasa a ser opcional? La parte más lúdica: las monedas y los cromos. Si tu no quieres utilizar tus monedas o no quieres completar tu álbum de cromos, no pasa nada, es tu elección. Pero no puedes negarte a realizar evaluaciones porque la herramienta sea menos sería Éxcel.
A pesar de todo, cada jefe es un mundo…
Recomendamos huir de los extremos. Tanto de los que rechazan la gamificación porque “aquí se viene a trabajar”, como los de “ahora he puesto el jueguecito, pues todos a jugar porque lo digo yo”. Una de las claves de la gamificación reside en fomentar el bienestar y la motivación de empleados, y alcanzar ese punto es un proceso interno. No podemos sacar un látigo para obligar a los empleados a estar motivados y contentos. No es así como funciona.
Si el problema es que te vas a gastar parte de tu presupuesto en un juego y tienes miedo de que nadie juegue… tranquilos, que si el juego está bien diseñado nada fallará. ¡Echadle un vistazo a nuestros casos de éxito!
¿Jugar debería ser obligatorio si aplicamos #gamificación en la empresa? Clic para tuitearImagen: Freepik