Si queremos hablar de la innovación en la educación, José Marín-Roig Ramón es la persona indicada. La fusión de sus dos pasiones, la universidad y la empresa, lo convierten en un abanderado de la innovación y el emprendimiento del Campus de Gandia. Su carrera profesional está enfocada a apoyar e impulsar proyectos innovadores y a integrar, de una forma práctica, la realidad de las empresas en las aulas.
Doctor Ingeniero de Telecomunicación por la Universitat Politècnica de Valencia (UPV) y actual Director de la Cátedra de Innovación del Campus de Gandia de la UPV, inicia su carrera profesional en las telecomunicaciones en los 90 trabajando en el sector privado hasta que en el 97 funda su propia empresa. Tras sus primeros pasos en la universidad en el año 99, descubre su pasión por la docencia y la investigación y cambia el rumbo de su vida. En definitiva, José Marín-Roig sabe combinar a la perfección su responsabilidad como formador con su sensibilidad del mundo empresarial.
Entrevista a José Marín-Roig Ramón:
Empecemos analizando la situación actual de nuestro país. ¿Crees que existe una cultura de innovación en España? De no ser así, ¿cuál crees que es la causa? ¿Qué país deberíamos tomar como referencia en cuanto a innovación?
Sin duda cada vez más. En estos últimos años donde la crisis ha azotado tan duramente nuestra economía la innovación ha sido para muchas empresas, simple y llanamente, la solución para su supervivencia junto con la internacionalización, las dos van de la mano. Sin embargo a pesar de estos avances no se puede afirmar que en España exista una cultura de la innovación ya que todavía importantes sectores estratégicos, como es el turismo por ejemplo, tienen un nivel de profesionalización bajísimo. Difícilmente se puede hablar de innovación en un sector tradicional con profesionales poco cualificados.
Queda mucho por hacer y en ese sentido la integración de las nuevas generaciones de profesionales en el mercado laboral, y las startups nacidas en el seno de la universidad pueden aportar al mercado la frescura que necesita como así ocurre en Israel, modelo de ecosistema de innovación dónde los haya. Allí universidades y centros tecnológicos conviven con empresas, startups e inversión pública y privada en todos los niveles. Es un modelo de éxito que se puede replicar a pequeña escala en cualquier ámbito regional.
Las nuevas generaciones y startups pueden aportar al mercado la frescura que necesita Clic para tuitear
¿Y cuál es la situación de la innovación en la educación? Si el profesorado se encarga de formar a los profesionales del mañana, se debería fomentar el reciclaje continuo. Por desgracia, no siempre es el caso. ¿Es el sistema educativo quien tiene que incentivar al profesorado a reciclarse o la propia persona debería tener esas inquietudes?
Para responder a esta cuestión es importante aclarar que los profesores universitarios accedemos a nuestras plazas más por méritos científicos que pedagógicos. Por lo tanto, salvo muy raras excepciones, los conocimientos académicos están garantizados y los temarios de las asignaturas son revisados durante los procesos de acreditación a los que los grados son sometidos cada seis años por la ANECA. Este proceso garantiza el reciclaje de contenidos, sin embargo sí que es verdad que existe una gran laguna en cuento a la aplicación de nuevas metodologías docentes se refiere. Las nuevas generaciones (“millennial” e “Y”) requieren nuevas formas de interacción basadas en las tecnologías emergentes y las empresas del siglo XXI buscan profesionales no sólo con los conocimientos adecuados sino con capacidades personales extra.
Las nuevas generaciones requieren nuevas formas de interacción para estimular su educación y talento. Clic para tuitear
En este sentido la UPV está realizando grandes esfuerzos para estimular a sus profesores a que se suban al carro de estos cambios y somos muchos los que hemos terminado con las “lecciones magistrales” transformando nuestras asignaturas en proyectos donde los estudiantes trabajan en equipo, reciben los contenidos teóricos en videos que visualizan desde sus ordenadores (“Flip Teaching”) y son evaluados mediante test online usando técnicas de gamificación para incrementar su motivación.
El uso de las TICs ofrece a los alumnos un soporte educativo, y posibilidades de participación e interacción muy positivas para el aprendizaje y sobre todo para el autoaprendizaje, esencial en el contexto educativo actual. Es un cambio de filosofía al que progresivamente se suman más profesores, muchos de ellos del Campus de Gandia, que a su vez encuentran apoyo en los pioneros de estas nuevas metodologías docentes.
En general, la generación “millennial” se caracteriza por su proactividad y su pensamiento transversal a la hora de solucionar un problema, no obstante, no todas las empresas están dispuestas a innovar en sus procesos, y menos si el consejo viene de un recién licenciado. ¿La innovación entiende de edades? ¿Cómo puede un recién licenciado hacerse escuchar en la empresa?
La innovación como tal no entiende de edades. Todos conocemos ejemplos de mentes innovadoras como Steve Jobs que a lo largo de su vida han convertido en oro todo lo que han tocado haciendo uso del don de la creatividad. Generación tras generación veo pasar muchos tipos de alumnos por la universidad con cualidades diferentes: analíticos, ejecutivos, conciliadores, creativos, líderes, etc. Todos tienen algo que aportar a las empresas, no sin antes haber demostrado que con sus conocimientos y sus habilidades son capaces de resolver los retos a los que se enfrenta la empresa.
En definitiva, para ser escuchado hay que demostrar previamente que vale la pena ser escuchado y si esa situación se produce se genera el caldo de cultivo óptimo para la innovación: el mestizaje entre la veteranía de los componentes de la empresa y la frescura de ideas que aportan las nuevas incorporaciones. Ahora bien, las empresas tradicionales españolas se enfrentan al problema de retener el talento que se les ha demostrado útil.
Las empresas españolas se enfrentan al problema de retener el talento útil Clic para tuitear
Entonces, ¿crees que es necesaria una evolución en la gestión del personal para que los “millennials” se encuentren realmente integrados en el proyecto de la empresa?
Así es, la ausencia de una carrera profesional dentro de la empresa, la rigidez de horarios y la obligatoriedad de desarrollar la actividad profesional en el entorno empresarial hacen difícil la integración de los “millennials”, que encuentran carentes de sentido estas restricciones en un mundo que ya hace años que ha roto con estas barreras. En este sentido tengo que decir que he experimentado mucha frustración viendo como titulados brillantes, que han demostrado una sobrada capacidad profesional, han abandonado voluntariamente empresas por sentirse como peces fuera del agua.
Las nuevas generaciones no son mercenarios que trabajan por dinero, quieren sentirse integrados dentro del proyecto de la empresa, y por lo tanto las empresas y startups nacidas en este siglo se muestran mucho atractivas para ellos porque identifican claramente sus valores, y no son pocos los que prefieren trabajar como freelance antes que someterse a las rigurosas normas de las empresas tradicionales.
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Una de las premisas que defiende la gamificación es que “el fracaso forma parte del proceso de aprendizaje”. En los juegos, se aprecia claramente el beneficio, ya que el usuario no corre ningún riesgo real. En el terreno empresarial, sin embargo, hay un miedo generalizado a cambiar las cosas por si “van a peor”. ¿Qué riesgos corre una empresa de no atreverse a innovar? ¿Hay algún “terreno de juego” donde las empresas puedan experimentar de forma segura?
No se puede generalizar, hay sectores mucho más sensibles que otros a los efectos de la innovación. Por ejemplo, España recibe oleadas de turistas todos los años, especialmente en verano, colgando el cartel de “no hay plazas” temporada tras temporada. Sin embargo, si nos preguntamos si el éxito del sector turístico español proviene de la innovación, la respuesta es claramente no. No podemos negar que determinados servicios asociados al sector han experimentado una clara evolución debido a las nuevas tecnologías y que los esfuerzos de las administraciones se dirigen a seguir evolucionando en esta dirección pero, sin duda el atractivo experiencial de España, los esfuerzos de internacionalización y la inseguridad en otros mercados son motivos más que suficientes para garantizar el éxito de este sector.
En el lado contrario está el sector industrial y especialmente importante en la Comunidad Valenciana el agroalimentario. Aquí sí se puede afirmar con rotundidad que el que no se ha atrevido a innovar o no existe o dejará de existir en un tiempo breve. La alta competencia en los mercados exige la innovación en productos para diferenciarse y la innovación en procesos para ganar en competitividad, sin dejar atrás por supuesto las exigencias del mundo online.
Con respecto a los riesgos que suponen los procesos de innovación para las empresas hay que diferenciar entre las empresas que gozan de la suficiente estabilidad como para invertir en I+D+i y las que no. Entre estas últimas están las startups, que nacen con una idea innovadora y buscan un modelo de negocio rentable y escalable y utilizando metodologías ágiles (“Lean”) para minimizar los riesgos. Pero desde luego ni las primeras ni las segundas están libres de equivocarse, los mercados deciden lo que quieren y lo que no hasta el punto de rechazar productos innovadores por no ser el momento adecuado para lanzarlos.
El que no se ha atrevido a innovar o no existe o dejará de existir en un tiempo breve Clic para tuitear
Como profesor de universidad, ¿crees que la innovación debería ser asignatura obligatoria en todas las carreras? ¿Las empresas deberían considerar la innovación como una competencia a tener en cuenta entre sus futuros trabajadores?
Nosotros en la UPV vamos más allá, no abordamos la innovación a través de una asignatura concreta como si fuera una materia más, sino como una capacidad transversal (Innovación, Creatividad y Emprendimiento) que evaluamos a lo largo de los cuatro años que dura un grado.
Desde mi punto de vista esta competencia es vital para conseguir un cambio en nuestra economía productiva y es por ello que en el Campus de Gandia vamos a lanzar un nuevo grado TIC, pendiente de aprobación por la ANECA, donde los estudiantes desarrollarán proyectos semestrales sobre tecnologías interactivas (videojuegos, domótica, entornos de realidad aumentada, aplicaciones para Smart Cities, Internet de las cosas, etc.) aplicadas a ámbitos tan distintos como por ejemplo salud, turismo, enseñanza, industria del entretenimiento, sostenibilidad ambiental o ayuda en discapacidades. El Grado en Tecnologías Interactivas va a ser pionero en España tanto por sus contenidos como por las metodologías docentes que emplea, y es en un entorno académico como éste donde los futuros profesionales pueden desarrollar con solvencia sus capacidades de innovación, creatividad y emprendimiento. Es un modelo de éxito que funciona en universidades de todo el mundo y que ya ha sido validado en nuestro Campus a través del Grado en Comunicación Audiovisual, orientado a proyectos desde su creación.
El Grado en Tecnologías Interactivas de @campusgandiaUPV, pionero en España Clic para tuitear
Además en el Campus de Gandia hemos dado un paso más introduciendo la asignatura Creación de Empresas donde alumnos de diferentes grados comparten aula y profesores para construir, en equipo, el modelo de negocio de una startup basada en una idea innovadora, que nace de los propios estudiantes. En general, en la UPV, además de esta competencia, estamos trabajando hasta un total de 13 competencias transversales, todas ellas demandadas por las empresas, con el fin de formar profesionales no sólo con conocimientos académicos, sino con aquellas habilidades personales que permitan la integración laboral en las empresas del siglo XXI.
Y por último, ¿qué es para ti innovar?
Innovar no es solo crear algo nuevo, distinto, diferente. En la UPV somos muchos profesores los que hacemos esto a través de la investigación. Para que haya innovación tiene que resolverse un problema y tiene que haber alguien (un mercado) capaz de pagar dinero por ello. Para mi el proceso de innovación no termina en una patente o registro de propiedad intelectual, termina cuando la invención llega al mercado, es decir cuando existe alguien lo suficientemente interesado como para pagar dinero por ello. Y este último paso requiere un esfuerzo adicional para el que los profesores investigadores no están preparados.
En la UPV figuramos en cabeza de los rankings de innovación de España y sin duda nuestro, ya modélico ecosistema formado por empresas, spin-off, institutos tecnológicos, centros de investigación y startups ayuda mucho a completar esta última fase, que aunque parezca paradójico, para nosotros es la más difícil.
El proceso de #innovación no termina hasta que aparece un mercado dispuesto a pagar por la solución Clic para tuitear