4 fallos garrafales de la evaluación del desempeño

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La revista Forbes incluye la evaluación del desempeño como una de las cinco preocupaciones principales del departamento de Recursos Humanos y todavía es un hueso duro de roer en muchas empresas pero, ¿por qué sucede esto? A continuación analizaremos 4 fallos garrafales de la evaluación del desempeño y veremos cómo solucionarlos aplicando la gamificación.

Llega un punto en toda empresa en la que, por mucho que se mejoren los procesos, si no mide, analiza, motiva y recompensa a sus trabajadores, no alcanzará sus objetivos de negocio. Y no hay mejor manera de hacerlo que a través de la evaluación del desempeño, cuya función principal es identificar y corregir los desajustes entre las destrezas del trabajador y las exigidas por el puesto.

Si no medimos, motivamos y recompensamos a los trabajadores, la empresa no alcanzará sus objetivos Clic para tuitear.

Por desgracia, no siempre se aplica de la manera correcta. En lugar de utilizarse como una herramienta de mejora que motiva a los empleados a trabajar orientados a objetivos y les otorga feedback según sus acciones, la evaluación del desempeño se percibe como una herramienta de control y de castigo.

Con el enfoque correcto y las herramientas adecuadas, el departamento de Recursos Humanos puede ser la clave para acortar distancias entre directores y empleados y conseguir un clima laboral agradable donde todos se sientan a gusto desempeñando su función.

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A continuación mostramos los 4 fallos garrafales que se cometen en la evaluación del desempeño y cómo la gamificación ha conseguido resolverlos.


Fallo garrafal n.º 1: desconocimiento de los objetivos

El primer fallo garrafal se comete antes de empezar con la evaluación del desempeño: la definición de los objetivos y su posterior comunicación a los empleados. Para que el sistema de objetivos funcione, lo más razonable es implicar desde el principio a los trabajadores para definir un objetivo alcanzable por ambas partes.

Desgraciadamente, no siempre es así. Y las consecuencias están a la vista: proyectos que no acaban de dar sus frutos porque los trabajadores desconocen el objetivo, les es tan inalcanzable que se dan por vencidos antes de empezar o se rebelan simplemente porque es un objetivo impuesto desde Dirección y no se les ha tenido en cuenta.

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¿Cómo soluciona este problema la gamificación? Convirtiendo los objetivos de la empresa en misiones. Las misiones ayudan al empleado a organizarse las tareas pendientes, detectar prioridades y obtener feedback positivo cuando las completa con éxito. A esto se le añade la ventaja de que todos los empleados tienen asignados sus tareas en todo momento, por lo que el riesgo de malentendidos y el “yo pensaba que eso lo hacía otro” o “nadie me dijo que tenía que hacer aquello” disminuye también.


Fallo garrafal n.º 2: evaluaciones muy dilatadas en el tiempo

Otro fallo garrafal es reducir el grado de efectividad de la evaluación del desempeño al realizarla una vez al año en lugar de en intervalos de tiempo más cortos. Es imposible obtener un resultado fiable si no hemos sidos constantes con la medición y, al no medir regularmente, no podemos detectar patrones, ni corregir comportamientos a tiempo ni tomar mejores decisiones de cara al futuro.

Hace unos años, cuando estas evaluaciones se hacían en papel y los resultados se procesaban manualmente, era lógico que las evaluaciones se hicieran cada año. Pero hoy en día tenemos herramientas digitales que nos facilitan la vida. Una de ellas, Zeppelean. Exisiten empresas que evaluan cada mes con Zeppelean. Además gracias a los elementos de juego y a la interfaz amigable los empleados adoran utilizar la herramienta, por lo tanto no se hace pesada.

Si no medimos regularmente, no podemos corregir comportamientos a tiempo ni tomar mejores decisiones. Clic para tuitear

Incorporar procedimientos que ofrezcan feedback en tiempo real es imprescindible para las empresas que quieren tomar mejores decisiones y mantener a sus trabajadores motivados. Por eso la gamificación es un potente aliado contra la baja productividad y la desmotivación. El panel de dashboard nos ayudará, por un lado, a recordarle al usuario sus tareas pendientes y, por otro, gracias al sistema de feedback positivo, lo recompensará por el cumplimiento de las tareas puntual y efectivo.

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Fallo garrafal n.º 3: subjetividad y tendencia central en la evaluación

Este es otro fallo garrafal ligado al punto anterior. Al no tener un progreso real y continuo de la evaluación del desempeño de los trabajadores, es muy fácil no analizar el desempeño de forma objetiva y dejarse llevar por la emoción del momento, lo que nos puede llevar a encontrarnos incoherencias en los resultados ,o lo que es peor, que cuando nos disponemos a analizar los datos, resulta que…¡Nadie es ni bueno ni malo!

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El efecto halo y las simpatías son muy comunes y, a la vez, muy peligrosas; y por nada del mundo queremos que nublen la vista de nuestros evaluadores. Por suerte, podemos evitarlas con gamificación. Si lo que realmente buscamos es que la empresa entre en un estado de forma continua, deberemos recompensar aquellos comportamientos que queramos convertir en un hábito y otorgar feedback positivo a aquellos evaluadores que sean capaces de aportar una opinión constructiva sobre sus trabajadores es uno de ellos.


Fallo garrafal n.º 4: falta de percepción de progreso

En los párrafos anteriores hemos hablado del feedback como una herramienta de recompensa, pero su aplicación no solo se limita a esto, el feedback nos es muy útil también para comprobar que, efectivamente, estamos progresando y acercándonos al objetivo o, por el contrario, debemos reconducir nuestras acciones porque nos estamos alejando de él.

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Progresar es una de las mecánicas de gamificación que más nos ayuda a mantenernos motivados en nuestro puesto de trabajo y una muy buena manera de evitar la falta de percepción del progreso es establecer diferentes niveles de desempeño profesional y motivar a los empleados para que quieran alcanzarlos, ya que un nivel superior otorga una serie de privilegios. Esto hará que los empleados quieran ser mejores en su trabajo y genera satisfacción personal al superarse a sí mismos una vez tras otra.

En resumen, si todavía no existe un sistema de evaluación del desempeño en tu empresa, ha llegado el momento de empezar a implementarlo bien desde el principio: estableciendo unos objetivos alcanzables e involucrando a la plantilla desde el minuto cero, siendo constante con la medición y otorgando feedback a los empleados para que les motive a seguir creciendo y, sobre todo, haga que se sientan satisfechos con su trabajo. También te invitamos a hacer el curso de gamificación de alto impacto en los RRHH y la gestión del talento más completo del mercado.